martes, 30 de junio de 2020

"Antígona, Civilización y Barbarie"




La versión de la Antígona de Leopoldo Marechal propone la rebeldía femenina contra el poder patriarcal y la ley hecha por los hombres. Las connotaciones universales de la obra de Sófocles han hecho que la versión original se multiplicara con variaciones de tiempo y espacio, inmortalizando así la condición central de la protagonista femenina, tal como lo sugiere Jennifer Duprey (2013) “The myth of Antigone is trans-historical, that is, it travels across history, not outside it”. [1][1]
Antígona Vélez es un canto a la soledad, a sus valores, a su espíritu de lucha, a la fuerza del destino y al libre albedrío. Puesta en las tierras donde se acaba la civilización frente al territorio bárbaro, otra vez resurge el mundo del mito en un espacio todavía virgen y salvaje proponiendo un doble análisis, el de la ficción y el de las circunstancias políticas. Por un lado, la Antígona trasgresora y libre del diecinueve, cuya dimensión humana abre un vínculo atemporal con el mito, estableciendo sus coordenadas en el límite de lo racional y la sin razón, no sólo por esa sensación de vacío existencial que propone la soledad infinita a sus personajes, sino porque allí, en un ambiente rústico, violento y masculino, una mujer valiente podía adquirir una fuerza distintiva, diferenciada del modelo y de la época. Por el otro, Marechal supo como adecuarlo a una realidad socio-política  contemporánea a su producción literaria. En un ámbito caratulado como populista parecía difícil una opción poética capaz de crear un espíritu inquebrantable y femenino. Eva Perón lo intuyó así y motivó al autor a descifrar una versión argentinizada, en el preciso instante en que la mujer accedía al derecho del voto popular. Por lo tanto, la obra nos propone una doble alternativa de análisis: La condición subordinada de la mujer en el siglo XIX y esta otra, la de su inclusión literaria en época de Perón como ejemplo de lucha, en el preciso instante en que la mujer daba un salto de calidad, siendo Antígona, modelo para ser imitada.
Un año antes de Antígona Vélez, en un previo acercamiento a la tragedia griega, Marechal estrenaba, en la Facultad de Derecho, una adaptación de “Electra”[2]. Del mismo modo poco tiempo después aparecía la versión de “Medea” a través de “La Frontera” de Cureses [3]. No son fortuitas ni ocasionales las representaciones argentinizadas de las obras clásicas de origen griego. El texto original de Antígona había sido extraviado por la primera actriz Fanny Navarro, razón por la cual Eva Perón pidió expresamente a Marechal a que reescribiera la obra para ser representada [4]. “Algo se transformó en el camino cuando apareció la figura de Eva, la amada de los pobres, la Diosa Atenea reencarnada en la pampa argentina, una Antígona viviente y liberada de todo prejuicio” [5] (Cabrera, 2017); así, a pedido del oficialismo, se presentó la adaptación de la obra de Sófocles, adjudicándose el Premio Nacional de Drama. El Teatro Nacional Cervantes albergaría, de este modo, el significativo valor de haber representado por vez primera la versión nacional del original griego, la mujer decimonónica, trasgresora y libre, cuya dimensión humana abría un vínculo atemporal con el mito y con la expresión universal de la literatura. Antígona Vélez  se estrenará el 25 de mayo de 1951 en Buenos Aires [6];  una fecha apropiada para rubricar la defensa del carácter nacional de la cultura en contacto con el mundo clásico.



[1]El mito de Antígona es transhistórico, es decir, viaja a través de la historia, no fuera de ella”.
[2] Electra de Eurípides, la más acabada de las tres versiones griegas (además de Esquilo y Sófocles) por acción y construcción psicológica.
[3] La Frontera de David Cureses, galardonada con el Premio Argentores 1960 al mejor drama, fue estrenada en el Teatro El Gorro Escarlata el 2 de diciembre del mismo año.
[4] Martínez Gramuglia, Pablo; “Mito, política y usos políticos del mito: Antígona Vélez”Cuadernos del CILHA - a. 8 n. 9 - 2007 (41-50).
[5] Cabrera, Carlos: “La noche de los cuadernos rotos”, Ediciones Felicitas, Buenos Aires, oct. 2017, pág. 110.
[6] Antígona Vélez guarda una anécdota curiosa: Marechal había entregado los originales de su obra al secretario de informaciones del peronismo Raúl Alejandro Apolo. Extraviada y sin duplicado estaba destinada a fenecer. El funcionario reclamó varias veces a Marechal que reconstruyera el texto. No hizo caso, hasta que intervino Evita expresándole su deseo de ver la obra representada. Se estrenó con apenas diez días de ensayo bajo la dirección de Enrique Santos Discépolo. Había orden de estrenarla en fecha patria. Según la crítica la presentación fue un desastre pero el libreto salió indemne.






No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Alejandro Dolina: Historias del Barrio de Flores

        Alejandro Dolina: Historias del Barrio de Flores 1) Historias de Aparecidos "En la calle Bolivia todos se acuerdan de Amelia, u...