"Mientras estamos hablando, he aquí que el tiempo, envidioso, se nos escapa: Aprovecha el día..." (Horacio). Esta frase inmortal del poeta latino ha renovado su fuerza categórica para vover a imponerse, ya no solo entre los jóvenes, sino también entre los adultos; estos porque sienten que el tiempo se diluye como agua entre las manos, aquellos porque el concepto futuro es algo demasiado incierto para pensar en él. Como consecuencia lógica de este doble perfil sociológico, nos encontramos frente a una única opción: lo que sucede. Pareciera como si el tiempo se hubiese frenado en un presente perpetuo. Hemos perdido la dimensión del tiempo; ha desaparecido la línea con las observaciones del pasado y las probabilidades del futuro. Hoy pedimos a un alumno/a un trabajo práctico de Historia representado en un segmento, para conocer el proceso, sus causas y consecuencias; para mirar al futuro sin errores, en probabilidades científicas basadas en el ensayo y en el error, para comprender lo vivido, asimilar el presente y actuar, en consecuencia. Pero invalidamos estas premisas en pro del presente, amo y señor del tiempo. Se borra la experiencia, se invalida el futuro, solo late el corazón de la hora en la que se vive, lo demás no cuenta. Mueren los proyectos. Se reduce el espacio habitable, se expande la tierra estéril, se secan los ríos y el átomo de agua se adormece en el aire. Como mucho, nos preocupa el día siguiente. La visión se estrecha en un recorrido lineal que ya ni siquiera araña el horizonte (cuando el verdadero poder creativo está del otro lado), vivimos en un constante "Dark Side of the Earth"; si sucede algo extraordinario, es gracias a un ser extraordinario (que los hay, la ciencia es un fiel reflejo de las excepciones entre los mortales). Mi impresión, tal vez sea una concepción bradburiana del asunto (pero creo que Ray tenía razón, "Crónicas Marcianas" es la metáfora de una hecatombe posible). Carpe Diem, es una bellísima frase, aunque creo, muy mal interpretada por algunos jóvenes y demasiados adultos".
Prof. Carlos Cabrera
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